Esta vez el encuentro se disputaba en casa de los azules, en el viejo y aristocrático estadio George Capwel, ante un marco de público que bordeaba los treinta mil espectadores, y todo y mar de personas en cada uno de sus casa, bares o en alguna esquina presenciando el partido que genera la mayor expectativa en Ecuador, el tradicional Clásico del Astillero, Barcelona – Emelec.
Con unos minutos de retraso el árbitro central Alfredo Intriago dio el pitazo inicial, la batalla daba comienzo con un Barcelona arrollador ante un Emelec pasivo buscando un contragolpe que nunca surtió efecto.
El esquema táctico lo ganó desde el primer minuto el argentino Reynaldo “el mostaza” Merlo, con un planteamiento que sorprendió a propios y extraños con un 5 – 3 – 1 – 1, con un delantero en punta como Pablo Palacio, y más retrasado el juvenil Mike Rodríguez, la sorpresa fue que la mayoría llegamos a imaginar que “mostaza” iba a esperar al rival al no colocar de entrada a un jugador que venía agarrando ritmo de competencia me refiero a Rolando Zárate.
Sin embargo el esquema fue eminentemente ofensivo, pues desde las bandas prácticamente el trabajo de Omar de Jesús por la derecha y Oscar Bagui en la izquierda era el de llegar hasta tres cuartos de cancha para en conjunto con los volantes, copar todo el medio sector y contrarrestar a los seis mediocampistas de Emelec.
En la tarea de contención, el trabajo fue para Carlos Hidalgo ya que más adelantados jugaron Fernando Hidalgo y David Quiroz quienes abastecieron constantemente a Rodríguez y Palacio.
El planteo fue tan efectivo y fulminante que a los 4 minutos tras un viaje del balón por los aires, David Quiroz peina el esférico y cerca del área de Emelec, Pablo Palacio de espaldas al arco, magistralmente la mata con el pecho acomodándola para que de volea sin dejarla caer (balón), remató marcando un soberbio golazo, hasta el momento considerado el mejor en lo que va del campeonato.
Tras aquel primer gol, los espectadores básicamente los emelexistas esperaban una reacción inmediata, pero ese gol los dejó perplejos, a tal punto que dos minutos más tarde tras un pase largo de Bagui desde el sector izquierdo el mismo David Quiroz habilita de cabeza a Palacio para qué remate y marce el segundo gol.
Después de ese balde de agua fría se esperaba que el técnico de Emelec, cambie el sistema e inmediatamente ingrese a un delantero para buscar el descuento, sin embargo no lo hizo y quiso esperar con uno solo en el ataque.
Al minuto 19, luego de un tiro de esquina de Bagui, directo a la cabeza de Carlos Hidalgo quien pivoteó el balón a Fernando Hidalgo y este remató para marcar el tercer y definitivo gol para los toreros.
Sin duda alguna este fue un clásico de ensueño para los hinchas amarillos, hace tanto tiempo no veían ganar a su equipo con consistencia, sin despeinarse, y goleando a su archí rival Emelec. Este fue el partido perfecto para Barcelona , porque goleó, clasifico a la liguilla y lo eliminó a su eterno contrincante.
El secreto de Merlo, radicó en saber controlar los tiempos, no darle nunca el balón al rival, atacar con vehemencia, ser rápidos en las salidas, ser muy ordenados en el ataque, y marcar la mayor cantidad de goles, conceptos que fueron muy bien asimilados por el ídolo del Ecuador, que ahora busca a toda costa, darle esa alegría que ha sido esquiva por diez años…ser campeón.